Feb 8, 2017

La institucionalización de la lectura: ¿y dónde ha quedado la lírica?


Por
toto

Es común escuchar que algo es lírico porque alude o se mueve en medio de manifestaciones que giran en torno al buen recuerdo, a la nostalgia, a la bohemia, al gusto… a las letras. Aquello que está muy cercano a las fibras humanas de lo emocional, y por tanto, está ligado al sentir.

Hegel, por ejemplo, relaciona la lírica con el mundo interno del individuo donde éste encuentra “las pasiones de su propio corazón y espíritu” (Estética VIII, La poesía, 1832). De ahí, que se podría decir que la lírica es una expresión enmarcada en el sentimiento y la esperanza. 

Por ello, y desde un plano general, cuando un determinado comportamiento o práctica está proyectado desde lo lírico, puede conllevar, guste o no, a una pausa para pensarse a sí mismo, en el entorno y el contexto en que se habita.

Lo lírico, por ende, tiene la esencia de la identidad, la aceptación y el disfrute. Y es por esta razón de lo esencial, que cuando no hay lírica los resultados del sentir, del pensar y del hacer, solo reflejan acciones grises y rígidas donde el quehacer está por encima del ser expresus. 

[…] Dimensionar la lectura como una práctica que acude a la lírica […] como un marco desde donde se puede comprender también, como lo expondría Didier Álvarez, las necesidades del alma de sujetos y comunidades.

En este sentido, dimensionar la lectura como una práctica que acude a la lírica, entendiendo, específicamente, que no se habla de ésta última como género literario, sino, como un marco desde donde se puede comprender también, como lo expondría Didier Álvarez, las necesidades del alma de sujetos y comunidades, es posibilitarla como una oportunidad recíproca en la que quien la promueve, igualmente, está siendo lector y promotor de su auditorio y, en consecuencia, la práctica de la lectura puede llevar a que se realice desde matices de pertinencia y gusto.
 
Lamentablemente, el mundo contemporáneo ha traído consigo una serie de dinámicas cuya intencionalidad, pareciera, es la de esquematizar al ser a través de políticas y normalizaciones de competitividad y sostenibilidad, que han hecho de lo lírico solo un enunciado. Y en esto han debido entrar los estados, las entidades y las instituciones, pues, de lo contrario, su existencia en el contexto y en el entorno, estará relegada o desaparecida, en tanto no se cumple con las exigencias de un mercado.   

De ahí que la lectura, a pesar de que se sustenta desde políticas estatales y desde reclamos institucionales para que se practique, al tiempo, no se proyecta como una práctica necesaria para que se enriquezca el capital cultural de un país, siendo éste, la base fundamental de la proyección personal, profesional y social de los sujetos que lo conforman.  

El mercado ha hecho de la lectura un párrafo más de los discursos de las campañas electorales. Una cifra estadística de los entes estatales y una acción operativa de los planes institucionales que la han llevado a que se convierta, en ocasiones, en un simple argumento presentado en congresos, en discusiones académicas o reuniones sociales al compás de un vino o un café. ¡Es allí donde se acude a la lírica!  

¿Qué pasará entonces con la lectura por gusto? ¿Se estará proyectando desde los estándares de calidad? ¿Dónde quedan los sujetos a quienes se les promueve la lectura? 

Una cosa es dar cumplimiento a las exigencias formales, pero, otra muy distinta, es querer encostalar a la lectura y los lectores dentro de un cuadro porcentual. 

La lectura, de acuerdo con Freire (1984), es un acto de liberación que le permite al sujeto hacer las catarsis emocionales, creativas e intelectuales de su propia existencia. Es la posibilidad para que el sujeto establezca los acuerdos con la sociedad y pueda afrontar las angustias a las que ésta lo lleva. Por ello, no puede dimensionarse dentro de una escala numérica que requiere aumentarse. 

La lírica de la lectura, aludiendo a Barthes (citado por Metcalfe, 2015, p. [65]), “es hacer trabajar a nuestro cuerpo (…) a partir de la invitación de los signos del texto”. Pero, tal y como se está proyectando hoy ese trabajar el cuerpo desde la lectura,  podría llevar a fisionomías lectoras estáticas que solo posarían para la fotografía de sustentación institucional. 

El cuerpo es vida, movimiento y decisión en el mundo, por lo tanto, querer enmarcarlo bajo premisas de mejoramiento de la calidad, es pretender estandarizar las manifestaciones culturales en las que éste sustenta su configuración.

La lectura como un cuerpo, producto de tales manifestaciones, requiere, por ende, practicarse sin ataduras formales, en tanto es también el cúmulo de las riquezas que el sujeto configura para relacionarse con sus pares humanos y sociales.

La lectura, de acuerdo con Freire (1984), es un acto de liberación que le permite al sujeto hacer las catarsis emocionales, creativas e intelectuales de su propia existencia.
Como una práctica cultural, la lectura debe permitir la lucha por la libertad. Debe ser un espejo no empañado por postulados discursivos que ganan el aplauso de un elector, de un jefe o un grupo sui géneris cuyas acciones propenden por el “bienestar” de una comunidad. Así  que no debe bañarse en el “regocijo” de ese “bienestar”, puesto que su lírica sucumbiría ante la normalización. 

¿Será entonces, por ello, que existe esa distancia entre los planes estatales e institucionales de lectura con las necesidades lectoras de las comunidades? ¿A qué se estará dando prioridad hoy cuando se promueve la lectura? ¿La promoción de la lectura estará respondiendo, más, a exigencias del corte institucional que a las expectativas lectoras de los sujetos?     

No se trata de romantizar la práctica de la lectura, sino, de plantear una reflexión para que se evalúe lo que se está haciendo hoy en relación a su promoción. 

La lectura es también un acto íntimo de los sujetos que requieren de ella como un sillón de psicoanálisis donde se posan para expresar las incertidumbres de su ser, ¡y esto... no tiene ninguna escala de medida!    


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Fuentes bibliográficas

- Álvarez Zapata, Didier; Giraldo Giraldo, Yicel Nayrobis; Rodríguez Santamaría, Gloria María; Gómez Vargas, Maricela. Acercamiento al estado actual de la promoción de la lectura en la biblioteca pública en Colombia. En: Revista Interamericana de Bibliotecología, vol. 31, núm. 2, julio-diciembre, 2008, pp. 13-43 Universidad de Antioquia Medellín, Colombia.

- Andrew Metcalfe, Ann Game. (2015). Sociología apasionada. Barcelona: Editorial UOC.

- Chartier, Roger. (2009). El libro y sus poderes. Siglos XV – XVIII. Medellín: Universidad de Antioquia.

-------------------- (1994). Libros, lecturas y lectores en la Edad Moderna. Madrid: Alianza Editorial.

- Freire, Paulo. (2004). la importancia del acto de leer y el proceso de liberación. México: Siglo XXI Editores.

-  Ramírez Leyva, Elsa M. [Comp.]. (2006). Las prácticas sociales de lectura. En: Segundo Seminario Lectura: pasado, presente y futuro. México: Centro Universitario de Investigaciones Bibliotecológicas. UNAM.

- Uribe Tirado, Alejandro; Alvarez Zapata, Didier; jaramilloa Cadavid, José Roberto. De leer, serie radial sobre la promoción de la lectura. En: Revista Interamericana de Bibliotecología, vol. 31, núm. 1, enero-junio, 2008, pp. 67-83. Universidad de Antioquia. Medellín, Colombia.

-          La estética de        Hegel. Disponible     en:  http://www.raco.cat/index.php/convivium/article/viewFile/76231/99005







2 comments:

Andres Sanabria said...

Permitiéndome utilizar el lírico verbo "Encostalar", muy frecuentemente se arroja a un mismo saco lo siguiente:

La promoción de lectura como goce estético
La promoción de lectura como práctica política
La promoción de lectura como bien y práctica cultural
La promoción de lectura como proceso de alfabetización
La promoción de lectura como construcción de subjetividades críticas

Todas metidas en un costal, sin detenernos a pensar que son sustancialmente diferentes. A lo mejor porque el facilísimo quita menos tiempo.

Un abrazo.

Boletín Biblioteca Universitaria Unitrópico, FE DE ERRATAS said...

Profesor me quito el sombrero frente a estas reflexiones y la claridad con la cual manifiesta sus preguntas. Nuevas tareas pa Emiro, seguir este blog con ojo clínico.

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