Apr 28, 2009

La desotredad del Usuario: un elemento sustancial ha considerarse en el trabajo actual de la biblioteca pública

Por: toto

               Entendiendo para este escrito la palabra desotredad como el acto en que el sujeto se entrega a lo otro (aparatejos tecnológicos) y se olvida de sí, se desotra de sí mismo, siendo este el ejercicio consciente que se debería considerar desde la biblioteca pública, es decir, el ejercicio a través del cual el Usuario no se vea como un sujeto para informacionalizar y tecnologizar, sino para concebir desde su Ser.

            La biblioteca pública, en cuanto a su relación con el Usuario se centra en cumplir con la función de permitir el acceso a la información y facilitar herramientas para dicho acceso. Los servicios y programas responden a políticas internacionales e institucionales con las cuales se valida tal función. Sin embargo, y sin el ánimo de plantear posiciones absolutas, ni de acrecentar la responsabilidad de la b.p., valdría la pena preguntarse ¿Qué pasa con ese ser padre, madre, hijo / hija, amigo, estudiante, trabajador…que llega a una biblioteca pública?

           
No se trata tampoco de transformar la biblioteca pública en un centro de terapia ni mucho menos de autosuperación, empero, por su recorrido histórico, su función y las “complicidades” entre sujetos que allí se generan, ¿por qué no pensar en unos servicios, y especialmente programas, como espacios de discusión y reflexión del individuo?, esto es, espacios no diseñados bajo la función internacionalizada ni institucionalizada, sino donde confluya las charlas sobre la cotidianidad para conocer al Usuario, ¿Por qué no pensarse un estudio del Ser del Usuario?

El boom tecnológico y la gran explosión de información actual han generado un desarrollo desbordante en ámbitos científicos y empresariales especialmente, pero han trastocado de tal forma al Ser y las relaciones entre sujetos, que bien podría decirse que ésta, también es la era en que el sujeto deja de Ser para estar o aparentar, y a esto cabe agregarle el aspecto capitalista y consumista que a partir de los medios de comunicación conllevan a estereotipar comportamientos, es decir, ya el sujeto no Es, simplemente está, y en ese afán de contribuir con ese simplemente estar del sujeto, la biblioteca pública ha enfocado sus labores.

            Desde la óptica crítica hacia tal boom y explosión se podría discernir sobre algunos aspectos negativos que trajeron consigo: El distanciamiento y estancamiento de sociedades menos desarrolladas, el aumento de poder de sociedades imperantes, el analfabetismo básico y tecnológico, entre otros muchos hacen de ese cuento de la globalización y la aceleración tecnológica solo un sofisma distractor en lo concerniente a lo equitativo. Pero, y para el caso de este escrito, lo que se denota como un ítem fundamental en la crítica, es el relacionado con la desotredad que sufre el sujeto al momento de concurrir al encuentro con la tecnología ya que el chat, el iPOD, los audífonos y la televisión han contaminado la concentración del sujeto y su relación con el medio. Esto es, el sujeto que se entrega a los elementos tecnológicos y hace de estos un estilo de vida, bien se podría determinar como un sujeto desotrado, se sale de sí para estar con lo otro, con el audífono, con el computador, con el celular – con lo otro - ¿dónde se encuentra él?

              Cada civilización ha sufrido sus respectivas crisis. Crisis representadas en diferentes aspectos. En el caso de la sociedad actual lo referente a la crisis económica como un aspecto de importancia, en tanto es la base de la consolidación del imperio capitalista. Pero es de considerarse también ese aislamiento propiciado por el encuentro con la tecnología, lo cual genera una total desolación de individuos en torno a su Ser.

             En su función de cumplir con el acceso y de facilitar herramientas, la biblioteca pública enmarca su gran labor con la sociedad. Sin embargo, en ocasiones pareciese que su trabajo fuese solo por cumplir, es decir, el trabajo es “orientar” para la búsqueda y recrear con programación, sin hacer un alto para, al menos observar al Usuario.

          El ofrecimiento de servicios y programas que bien son el centro funcional de la biblioteca, deberían asumir una posición frente a esta desotredad del Usuario. Ofrecer, sea desde un servicio o un programa un espacio a través del cual se le permita hablar sobre sus expectativas de vida, su historia, su espacio y relación en y con la familia, su relación con el medio, sus miedos y sus retos, su relación con los otros, sus opiniones en torno a temas políticos, sociales, etc., podría dilucidar un elemento importante de encuentro consigo mismo. Propiciar charlas que no estén dentro de un programa, sino que sean el programa respecto temas de concepción individual y colectiva. Hablar de la familia. De las perspectivas y proyectos de vida. De la convivencia. De los gustos, hábitos, entre muchos otros temas, vivificarían un fundamental elemento del trabajo de la biblioteca pública frente a su interacción con el usuario.

       En la medida en que se piense más en la formación de Usuarios con relación a la información y lo informacional y tecnológico, algo que realmente NO se cumple a cabalidad, y se desvirtúe el tener en cuenta al Usuario en sí mismo, es también contribuir sustancialmente con esa desotredad del sujeto.

         La biblioteca pública debería considerar de nuevo el estudio de Usuarios desde ópticas de relaciones entre Usuarios – sociedad – Usuarios. En tanto, es de tener presente que los Usuarios, ante todo, son seres que viven sintiendo y sienten viviendo su relación consigo mismos y con el medio natural y social.

2 comments:

Leo Valencia said...

Son reflexiones importantes para tener en cuenta al momento de prestar servicios en la bp, con un toque filosófico que nos hace preguntar nuevamente por el ser.

Bacano toto. se cuida
suerte

Leo

Mirabilia said...

A decir de lo suyo, es grato encontrar que no se esta solo en esta mirada reflexiva de nuestra realidad contemporánea. He leído en la academia (aunque no se trate de la Biblioteca Pública), de otra institución que conforma a la sociedad: el museo. Estudiosos en la materia, han planteado que el museo como institución social requiere desempolvarse, dejar de ser la caja blanca en la que se guardan cosas y se debe guardar tambien silencio al visitarlo. La tendencia completa de autores como Eilean Hooper-Greenhill va encaminada a utilizar los nuevos dispositivos multimedia como generadores de una atmósfera semiótica en dónde el espectador se vea inmerso. De tal manera que se generen en el espectador, vivencias que fortifiquen la información que se recibe en el museo.
Las reflexiones tuyas van de la mano de lo expuesto por Hooper-Greenhill, planteado en esta ocasión para la Biblioteca Pública, es necesario como bien planteas que se abran espacios en la misma dónde la charla facilite el flujo de la información y nos sacudamos a los policías regordetes de la entrada que se la pasan diciendonos que debemos guardar silencio.
También estoy en un momento de análisis de corte medianamente filosófico al respecto de lo que la tecnología significa en esta nueva realidad, la distancia y la desotredad me suenan a pan de todos los días.

Le envío un saludo, espero y este blog siga como va. (He de convertirme en su seguidor de blog).

F.

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