Por
toto
“Hablar
de guerra entre lo visual y lo escrito me parece
totalmente superado. Lo que necesitamos analizar por el contrario es la sinergia entre los dos”.
Umberto Eco totalmente superado. Lo que necesitamos analizar por el contrario es la sinergia entre los dos”.
Se acude, simplemente, al sentido común, para poner sobre la mesa la discusión acerca de la práctica de la lectura en la actualidad. Es una reflexión, quizás tradicionalista y romántica, acerca de cómo hoy, a partir de la "excusa" de las nuevas tecnologías, la lectura se defiende como una práctica que advierte nuevos modos de leer (Barbero, s.f.). De lo que se trata, si es posible, es de ubicar las razones que sustentan las nuevas prácticas de la lectura en relación a planteamientos que aluden al hábito, la comprensión y al pensamiento crítico y propositivo cuando se supone ser lector.
Para ello, y a manera de una escueta metáfora, la reflexión se propone en el contexto de la posverdad como marco en el que están inmersos una serie de aspectos en los cuáles se podría apoyar la idea de que, para alguna gran parte de la sociedad, leer hoy es una apuesta por participar en el mundo del narcisismo digital y el funcionalismo lector, como la nueva lógica de una cadena social respecto a decisiones que suponen el desarrollo.
La emocionalidad como fuente de posrelatos: el espejo del narcisismo digital
Antes que nada, se propone hacer un pequeño sondeo sobre el término actual de la posverdad. Fowks (2017) alude que éste
[...] recoge el núcleo de la novedad: que la verdad no es falsificada o contestada, pero es
de segunda importancia. Antes el propósito de las mentiras en la política era crear una falsa
[...] recoge el núcleo de la novedad: que la verdad no es falsificada o contestada, pero es
de segunda importancia. Antes el propósito de las mentiras en la política era crear una falsa
visión del mundo. Las mentiras [de la política hoy] no buscan tal cosa. No
pretenden convencer a las élites, en quien sus votantes ni confían ni gustan, sino reforzar
prejuicios (párr. 102).
pretenden convencer a las élites, en quien sus votantes ni confían ni gustan, sino reforzar
prejuicios (párr. 102).
Esto ha conllevado a que, casi la sociedad en masa, se comporte desde emocionales expresiones sin respaldo; otra parte se exprese, aún desde lo emocional, con posiciones un poco más elaboradas; mientras, otra parte, se dedica a observar, analizar y refutar. Y, las tres partes convergen, por ejemplo, en procesos definitivos de elección. La posverdad entonces, es como una telaraña cuyas líneas y nodos se estructuran desde distintas fibras y colores, según el interés de quien la crea.
En el texto La posverdad emocional de Conangla i Soler (2018), los autores exponen una idea sobre ¿Cómo se fabrica un relato?, y hacen alusión a que
primero se genera un relato, y
luego, se intenta insertar en la realidad destacando las
pistas que lo avalan y escondiendo las que lo evidencian como equivocado; buscando
testimonios que lo apoyen y negando la participación pública a los disidentes, que
podrían generar dudas en los auditorios (párr. 8).
pistas que lo avalan y escondiendo las que lo evidencian como equivocado; buscando
testimonios que lo apoyen y negando la participación pública a los disidentes, que
podrían generar dudas en los auditorios (párr. 8).
Pareciera la descripción de una escena de Sherlock Holmes, aunque, en relación a la posverdad, la inteligencia, habilidad, observación y el razonamiento deductivo que caracterizaban al protagonista de Conan Doyle, se ha transformado en personajes protagonistas caracterizados por la argucia, el estereotipo y la constante duda. Dos escenarios de ficción, uno, resultado de la capacidad literaria que entrama pistas para el gusto lector; el otro, producto de maquinarias interesadas que traman tretas para la consecución de la fama y el poder. Sin embargo, a pesar de lo ficticio, el literario es mejor porque es sensato.
Así las cosas, y como eje central de los comportamientos actuales, las redes sociales han propuesto unas, sui generis, maneras de vivir, respaldadas en retóricos discursos sin fondo y prácticas de interacción cuya fuerza se basa en pasionales posiciones. De ahí que el Otro se ha convertido en el enemigo político, el bizarro y hacedor de un bulling social, donde sus mentiras son mis verdades, y viceversa, lo que ha llevado a la configuración de una sociedad que cree lo que no es y no cree lo que es. Una dinámica en que los seres humanos son eslabones de la desarticulada cadena propuesta por el poder y el estereotipo, pues, de lo contrario, se está por fuera de las adendas y los "me gusta" a los que se ha reducido hoy el hábitat y la convivencia con el medio.
Aquel hermoso verso de En vida hermano, en vida, si quieres ser feliz, a alguien que quieras mucho... díselo hoy, se muy bueno, se ha reducido a un figurín de pantalla en forma de sol y con gafas, pues, frente al ser amado, ya no se tiene la sensible valentía de decirle te amo, mirándolo a los ojos, debido a que se es tachado de cursi y de retro. Se vive más de un álter ego photoshopiado que omite la originalidad, por la ambición de pertenecer a un determinado grupo que ha hecho de la cotidianidad un whatsappista showbinismo virtual.
El asunto es que cuando cae la noche y se puede entrar en diálogo consigo mismo, es posible que la realidad se nos acueste a un costado, y nos muestre las escenas de esa pantomima en que estuvimos durante el día. Una enmascarada realidad de conversas sin sentido; fotografías con poses y gestos de lo que no somos y "amigos" a quienes, posiblemente, no conoceremos. Una abstracta verdad rodeada por rostros que no son y palabras que no se tienen, pero, que aceptamos porque, ¿o si no?, se es un retrógrado de ideas chuecas y antepasadas. Lo curioso es que, a pesar de que sabemos que aquello que está al otro lado no soy yo y no es quien dice ser, lo aceptamos debido a que, en ese otro mundo, se puede dar rienda suelta al deseo, a la "personalidad" y al ser imaginado. Es, por tanto, vivir en un artificial mundo paralelo que aceptamos solo porque él nos acepta, así sea desde su propia mentira.
Si la comunicación humana fue una necesidad para sobrevivir y compartir; hoy, paradójicamente, el desarrollo de las telecomunicaciones han viabilizado la incomunicación, pues, a pesar de que se está conectado todo el tiempo, también, todo el tiempo, se está aislado del otro bajo la excusa de que se tiene en pantalla... ¿Y los gestos? ¿Y las miradas? ¿Y los olores? ¿Y los suspiros...? ¿Dónde está la mística por sentir al otro?
A la par, y más allá de discusiones gramaticales o de lenguaje, remitirse a los demás no exige una escritura que recurra al verso. La preocupación por un mensaje sencillo, pero, bien escrito, ha pasado a ser solo del ejercicio literario y científico. Si el mensaje puede tener algo del sentir y de la forma de ser, ahora es un sofisma del encantamiento virtual, puesto que no importa lo que se exprese, ni cómo se exprese, en tanto la vertiginosa aceleración no tiene tiempo para "cursilerías escriturales", solo para la nanoseducción.
Y, en cuanto al lector del mensaje, pareciera que su conformidad está ligada al confort de saber que alguien "lo piensa", y hasta "lo quiere", porque lo sigue y cliquea que "le gusta". Así que no se preocupa por comprender el fondo de lo que le escriben, debido a que su alucinación digital no le permite dialogar con algo de razón para darse cuenta que al otro lado, lo más probable, quien está es su propia pareja que, por sus desplantes y frialdad, está buscando un ser más sensible. Aquel que, a través del, sí mismo virtual, le responde que es detallista, amoroso, caballero y bla, bla, bla...
Se podría decir que las próximas generaciones recibirán de nosotros los inicios de la nanosociedad o nanovida. Se les dirá que hubo un tiempo, muy pasado, en el que se tenía pánico a la viralización de una fiebre, pero, que luego, llegó un neomundo en el que un requisito social era ser parte de la fiebre de lo viral. También se les tendrá que explicar por qué "el superficialismo, el ridiculismo y el showbinismo", son las "teorías" que fundamentan la "youtuberología, profesión" surgida con las prácticas del neomundo.
¿Y qué tiene que ver esto con la práctica de la lectura?
Por tanto, desde la óptica de los posrelatos, se plantea la pregunta acerca de la práctica de la lectura hoy, teniendo, muy en cuenta a Barbero (s.f.) cuando, desde lo que se podría decir un contraste al panorama anterior, invita a aprender a leer en tiempos audiovisuales..., considerando que "[...] los medios audiovisuales constituyen hoy un nuevo y poderoso ámbito de socialización, esto es, de elaboración y transmisión de valores y pautas de comportamiento, de patrones de gusto y de estilos de vida (p. 4).
Y, es en específico, frente a las [...] pautas de comportamiento, de patrones de gusto [...] donde se instala la discusión respecto a la práctica de la lectura en el presente. Aceptando el hecho de que la gran mayoría de la población está conectada, bien a la red o a su móvil, se podría deducir que se lee y se escribe con continuidad. Ahora, y de pronto acudiendo al canon, ronda la pregunta sobre, ¿qué y cómo se lee hoy? Y, si la lectura implica y conlleva a un comportamiento, ¿cuál es el comportamiento lector en el contexto de lo digital y lo virtual?
Se entiende el comportamiento lector como la voluntad, sea por necesidad o por gusto, que conlleva a unas prácticas relacionadas con el hábito y la participación en apuestas por la lectura, la escritura, el arte y la formación. Es decir, una práctica que puede "ser parte" de la personalidad y la manera como se interactúa con los otros y con el medio, y que se expresa en un deseo continuo del lector que lo lleva a asumir una actitud y a ejecutar unas acciones alrededor de su encuentro con autores y textos. Esto se caracteriza por una disposición, una pausa para que tal encuentro se dé en términos de diálogo, interacción y reflexión desde donde se viabilicen, también, replanteamientos y posiciones del lector frente a lo que lee. En síntesis, se podría decir que el comportamiento lector se relaciona con un acto consciente del lector para decidir lo que lee, cómo lo lee y para qué lo lee.
En este orden de ideas, y en el contexto de la posverdad, enmarcado por un funcionalismo social en pro de lo que dice, más, no de lo que sustenta el poderoso, el famoso, el virtual "amigo fraterno" o el conocido, la práctica de lectura ha tomado otro ribete. La pausada interacción con autores y textos se ha transformado en una simple y rápida ojeada a resúmenes y someros análisis. Esto es, el wikipedismo prevalece sobre la reflexión y la proposición como lector, así lo que se lea allí no tenga la fiabilidad, pues, importa más cumplir (funcionalismo), que replantear desde criterios de análisis y de gusto.
Según el Diario virtual español El Ibérico*, en un informe presentado por el novelista británico Howard Jacobson, ganador de uno de los premios literarios de mayor prestigio como es "Booker", se considera que "las nuevas tecnologías y las redes sociales crearán una nueva generación de jóvenes con poco aprecio a la lectura". De igual manera, el Diario virtual británico Independent, expone que, según este autor, "los niños serán analfabetos dentro de una generación debido al predominio de Twitter y otras plataformas sociales**.”Ya no puedo concentrarme ni leer tanto como lo hacía antes y uno de los problemas ha sido el uso de pantallas”***, alude el autor, quien, desde la óptica del deseo, ligado al comportamiento lector, considera que, precisamente, es el deseo el que está siendo impactado, negativamente, para que se favorezca la práctica de la lectura mediante matices de pausa y concentración, pues, las pantallas habían sido un "disparo" para que esto no suceda.
Las redes sociales y los poslectores: ¿una nueva práctica de la lectura?
Observado desde la Teoría de la comunicación humana de Watzlawick (citado por Acosta, 2019, parr.16), “toda conducta y no sólo el habla, es comunicación y toda comunicación, incluso los indicios comunicacionales de contextos impersonales, afectan la conducta”. Así que, siendo las redes sociales, y los posrelatos que en ellas se dan, el núcleo de la comunicación contemporánea, dicha afectación ha transformado el comportamiento lector, de tal forma, que la práctica de la lectura cuenta hoy con un sinnúmero de defensas que, desde el sentido común, no son más que la excusa en que se amparan quienes "no les gusta leer"; y esto, en relación a la escritura, ha recalado, por ejemplo, en una práctica en la que el irrespeto por los derechos de autor, pareciera, enmarcar una "nueva subcultura social por el plagio".
Es claro el hecho de que la neosociedad acude, continuamente, a leer sus pantallas. Gran parte del tiempo estudiantil, laboral y social está determinado a mirar y leer los móviles y los computadores, lo que es de entenderse como una transición de las prácticas, exigida por las nuevas generaciones. Por lo tanto, y de acuerdo con Canclini (2015), "y si los comportamientos lectores se diversifican, cada vez más, la pregunta que nos dará más conocimiento no será cuánto sino cómo se lee" (p. 32). En este sentido, ese cómo en el que se enmarca el comportamiento lector en la actualidad, lleva a un interesante análisis respecto a la disposición y el modo en que los neolectores asumen y asimilan la práctica de la lectura.
En el ámbito educativo, por ejemplo, tal práctica está rodeada por una serie de problemas relacionados con la comprensión, la interpretación y la proposición textual. Al respecto, Solé (citada por García. Et. Al., 2017, p. 158) afirma que
el proceso de lectura debe
asegurar la comprensión a través de la puesta en marcha de
diferentes acciones que permitan a quien lee activar sus conocimientos previos para
construir ideas sobre el contenido, organizar la información relevante, detenerse cuando lo
requiera e incluso regresar y reflexionar; lo que implica espacios para desarrollar una lectura
individual sin eliminar la posibilidad de concurrencias de diálogo y discusión.
diferentes acciones que permitan a quien lee activar sus conocimientos previos para
construir ideas sobre el contenido, organizar la información relevante, detenerse cuando lo
requiera e incluso regresar y reflexionar; lo que implica espacios para desarrollar una lectura
individual sin eliminar la posibilidad de concurrencias de diálogo y discusión.
Y, a pesar del trabajo de algunas instituciones educativas, la comprensión de lectura, en general, está sujeta a la voluntad, al deseo y disposición del educando. Pero, ¿cómo incidir con la lectura en estos aspectos, cuando éste último, desde su condición de ciudadano digital, no desprende su voluntad de la pantalla? Desde el sentido común, es posible que sea ésta la razón por la cual, la realidad de la lectura en los entornos educativos, esté cobijada por incipientes y funcionales niveles por parte de los educandos. Y, es posible, también, que éste sea el resultado de aquellos docentes que, aludiendo dejos tradicionalistas en sus pedagogías, promueven y exigen la lectura sin ellos practicarla. A la par de que, de igual manera, gran parte de su tiempo está sometido por la pantalla. Es decir, el comportamiento lector en las instituciones educativas moviéndose, solo, en medio de la diferencia de innovación entre una pantalla y otra.
De manera preocupante, entonces, es comprensible por qué la presentación de trabajos escritos en este ámbito, se ha venido sustentando en el plagio. Según el estudio El plagio y su relación con los procesos de escritura académica de la Universidad Nacional (2014), esto es producto de un hábito [lector] no infundado en Colombia. "[...] Los problemas de los estudiantes también pueden verse reflejados en lecturas superficiales y poco críticas, y en textos incoherentes y faltos de argumentación". Y prosigue afirmando que "los problemas de lectura y escritura de los estudiantes favorecen el plagio en cuanto que estas actividades están asociadas con procesos de pensamiento: si tú no escribes bien, no piensas bien" (p. 100). Es decir, el hecho de que, por una parte, el hábito de la lectura no sea infundado; y, por otra parte, la neovida infunda, desde el poder de la comunicación y el consumo, el acceso a los medios, recursos y fuentes tecnológicas, es una "gran receta" para desnutrir el pensamiento de las nuevas generaciones de educandos.
En el ámbito social, y para observar el comportamiento lector, se considera necesario establecer la relación de sinonimia entre mirar y leer, puesto que si lo de modo de leer hoy, se relaciona con un paneo ocular de imágenes, emoticones y sintéticos mensajes rodeados por burlas y señalamientos. O, por virales hechos que no proveen información sustentable, pero, que generan una interacción con el otro, así sea pasional, acerca de personajes y políticos enmascarados por estereotipos y mentiras verdaderas o verdades mentirosas, estamos frente a un lector que actúa desde lo que cree su emoción; que acciona y reacciona con base en lo que le propone ese deslumbrante mundo de lo virtual, que movido de manera astuta, nos ha llevado, no, a la consolidación de una Red, sino, al tejido de las cuerdas que nos dicen que, movernos en la obra, es un asunto de reconocimiento.
Lo curioso del caso es que en las redes cada quien depende de cada quien. Es decir, mi reconocimiento y los me gusta, dependen del que está al otro lado; y, por ende, el reconocimiento y los me gusta del otro, dependen de mí. Así que la lectura de lo que compartimos, en alusión a Celia Cruz, gira en torno a Songo le dio a Borondongo. Borondongo le dio a Bernabé. Es una rueda inconclusa en la que yo, como virtualector, me monto y entrego mi confianza a quien está al otro lado.
Así mismo, si se trata de ser lector de propuestas musicales cuyas letras ovacionan la falta de lectura y de metáfora, y donde la acústica ha sido cambiada por lo electrónico, somos partícipes de la configuración de un gusto lector que no acude al pensamiento y la sensibilidad, sino, a la corporización de la inspiración. Lo de sociedad en transición, lamentablemente, ha llevado a que no se perciban quiénes podrían ser emulo de los José José, Gustavo Cerati, Ismael Rivera, Silvio Rodríguez, Agustín Lara o la Sonora Matancera, entre muchos otros grandes, en tanto la aceleración no congenia con la sensibilidad, así que no queda otra que escuchar el repetido traqueteo de lo insonoro.
Así que todo este panorama anterior, podría enmarcarse dentro la consideración de los poslectores. Aquellos, quienes sustentan la práctica de la lectura en lo mediático e irreflexivo. Que acuden al oportunismo sintético para asumirse lectores comprensivos. Hacen crítica a la lectura sin leer. Su pensamiento se argumenta en las repetidas y sesgadas pautas noticiosas, lo que lo lleva a accionar de acuerdo a la noticia del momento. La poslectura y los poslectores en una sinergia de ambigüedades que establecen un comportamiento lector configurado por lo "no me importa", pues, el farandulismo, es más importante que la pausa, la interacción y la proposición, para asumir la proyección de la vida.
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Fuentes bibliográficas y de consulta
- Acosta Vera, José María. (2019). Cómo afrontar con éxito una entrevista. Madrid: ESIC Editorial.
- Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe. (1994). Mito o realidad del libro. Bogotá: CERLALC.
- - Barbero, Jesús Martín. (2005). Los modos de leer. Bogotá: Centro de Competencia en Comunicación para América Latina.
- Cerrillo Torremocha, Pedro C.; Yubero Jiménez, Santiago; Martínez Soria, Carlos; Albentosa Hernández, José Ignacio. [Coord.]. (2007). La formación de mediadores para la promoción de la lectura. Cuenca: Fundación S.M.
- Cerrillo Torremocha, Pedro C.; García Padrino, Jaime. (1996). Hábitos lectores y animación a la lectura. España: Universidad de Castilla La Mancha.
- Conangla i Marín, Maria Mercè; Soler i Lleonart, Jaume. (2006). Posverdades emocionales. Madrid: Kálamo Editorial.
- Departamento Administrativo Nacional de Estadística. (2017). Encuesta Nacional de Lectura (ENLEC). Bogotá: DANE. Disponible en https://www.dane.gov.co/files/investigaciones/boletines/enlec/bt-enlec-2017.pdf
- Espinosa Arango, Carolina. (1998). Lectura y escritura. Teorías y promoción. Buenos Aires: Ediciones Novedades Educativas.
- García Canclini, Néstor. (2015). Hacia una antropología de los lectores. México: Universidad Atónoma Metropolitana.
- García García, Miguel Angel; Arévalo Duarte, Mayra Alejandra; Hernández Suárez, Cesar Augusto. (2018). La comprensión lectora y el rendimiento escolar. Bucaramanga: Grupo de Investigación en Pedagogía y Prácticas Pedagógicas (GIPEPP). Universidad de Pamplona.
- Ocho S., Ligia; Cueva Lobelle, Alberto. (2014). El plagio y su relación con los procesos de escritura académica. Bogotá. Universidad Nacional de Colombia.
- Zaid, Gabriel; Goldin, Daniel. (2006). Encuesta nacional de lectura: informes y evaluaciones. México: Universidad Nacional Autónoma de México.
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*El Ibérico. Periódico español en reino unido. (2017). Un novelista británico alerta de los peligros de utilizar las redes sociales. Disponible en https://www.eliberico.com/un-novelista-britanico-alerta-de-los-peligros-de-utilizar-las-redes-sociales/
**Independent. (2017). Twitter hará que los niños sean analfabetos en 20 años, dice el novelista Howard Jacobson. Disponible en https://www.independent.co.uk/news/uk/home-news/twitter-children-illiterate-20-years-howard-jacobson-novelist-social-media-booker-prize-winner-a7904291.html
***Ibíd 1.
**** Arcadia. (2018). Tres expertos hablan sobre la Encuesta Nacional de Lectura. Disponible en https://www.revistaarcadia.com/agenda/articulo/expertos-hablan-de-la-encuesta-nacional-de-lectura-colombia/68814
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